Las personas tóxicas son nocivas para el bienestar mental de sus semejantes. Las podemos encontrar en el trabajo, en nuestro círculo social o, incluso, en la familia. Nos impiden sentirnos felices y minan toda autoconfianza., Aquí vamos a detallar ciertos rasgos o características que son habituales encontrar en este tipo de personas. El género no influye: hombres, mujeres, cualquiera puede ser gente tóxica.

No eres el problema

Una de las características definitorias de las personas tóxicas es que llegan a hacerte creer que el problema eres tú. Por este motivo, afectan de forma tan negativa a la autoestima: un comportamiento que gira en torno a que el resto no vale y todo lo hacen mal.

 

Como Identificar la toxicidad de las personas.

Las características definitorias de las personas tóxicas son claras y concretas. No cambian notablemente con el tiempo, ni se deben a una racha. Son rasgos directamente asociados a su personalidad.

1. Producen emociones negativas en el otro. Es una de las características centrales. Cuando se mantiene una conversación con ellos, todo gira en torno a sucesos estresantes negativos. Al despedirte, notas como tu nivel de energía ha bajado y te sientes agotado. Aunque hay momentos positivos, el tono general es malo.

2. Egocentrismo. Todo gira alrededor de la persona tóxica. Las cosas que tú le cuentas parecen no interesarles, de hecho, a menudo, no te escuchan. Hablan de lo que les ocurre, de lo que sienten y zanjan todo aquello que trate de otra persona de forma frívola y cortante.

3. Quejas continuas. Son especialmente negativos. El foco de su atención siempre va a la queja. Nunca nada está a su gusto. Da igual si se trata de una relación de pareja o la comida en un restaurante: nada estará a la altura de sus expectativas.

4. Críticas frecuentes. Critican a todo el mundo delante de ti, da igual lo cercana que sea la otra persona. De hecho, te hacen dudar de si no harán lo mismo cuando tú no estés. Esta forma de anular e infravalorar a los demás reza a su necesidad de reafirmarse. Hunden a los demás para quedar ellos por encima.

5. Falta de empatía. Como decíamos, muchas veces no son conscientes del impacto negativo que sus acciones tienen. Esto se debe a la falta de empatía base. Su egocentrismo les impide ver más allá, lo que se suma a la necesidad de anular al otro.

6. Victimismo. Esto les permite ser el centro de atención. De esta forma, desvían el foco sobre su crueldad y falta de empatía. Aunque puedan parecer personas duras y seguras, se esconden frecuentemente sobre el papel de víctimas.

7. Falta de metas vitales. Se dejan llevar por la inercia de los acontecimientos. No suelen tener planes de futuro ni decisiones sobre el trabajo o sus carreras. Cuando son conscientes de ello, recurren al papel de víctimas. Todo va contra ellos y nadie les permite avanzar.

 

Aqui tienes trucos te salvarán si trabajas con una persona tóxica.

Aplica tu inteligencia emocional

La mejor forma de empezar a relativizar la toxicidad de un compañero de trabajo es aplicar todos los recursos de los que sea capaz nuestra inteligencia emocional, esas estrategias que usamos en cualquier ámbito vital y que nos sirven para regular eficazmente nuestras emociones partiendo siempre de la misma base: los conflictos laborales deben permanecer al margen de nuestra vida cotidiana. O, dicho de otra forma: la toxicidad, de haberla, se queda en la oficina, nunca te la lleves a casa.

Trata de empatizar

Sabemos que en determinados casos es difícil, por no decir imposible, pero antes de dar por perdida una batalla ante una persona tóxica, debemos intentar la vía del diálogo y la empatía. En más ocasiones de las que creemos ese compañero que creíamos tóxico no es más otra persona superada por sus propias frustraciones que busca un poco de comprensión, atención y cariño.

Marca la distancia

Hemos intentado construir puentes hacia el compañero tóxico, pero han sido volados con artillería pesada. Cerrada la vía del diálogo constructivo, no nos quedan más opciones que la defensa. Y esta defensa pasa en primer lugar por establecer unos límites claros y una distancia emocional. Dicho de forma coloquial, que corra el aire, tanto literal como metafóricamente.

Sé asertivo

debemos mantenernos firmes en caso de conflicto abierto. El hecho de marcar distancia no quiere decir que no podamos decir lo que pensamos llegado el caso, si es que su actitud está perjudicando claramente tu trabajo o el trabajo común. Pero siempre evitando reacciones impulsivas o destructivas de las que es muy probable que te arrepientas después.

No reacciones con toxicidad ante actitudes tóxicas, habrás caído en la trampa de embrutecerte por la vileza ajena en un ciclo sin fin que puede hacer saltar por los aires la armonía de una oficina… y algo más. Y recuerda: es solo trabajo.

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